viernes, 1 de mayo de 2009

¡¡Quédate quieto y presta atención!!

- Maestra: A ver Pablito si te sentas y termina de hacer los ejercicios.

- Pablo: Sí se seño.

 

10 minutos después…

 

- Maestra: Pablo ¿que te dije? ¡¡Sentate por favor y termina la tarea!!

- Pablo: ¡¡Sí ya voy!! (Contesta enojado)

 

No pueden quedarse sentados, les cuesta concentrarse en una actividad durante mucho tiempo y son capaces de reaccionar en forma desmedida si se los provoca. Son síntomas del déficit de atención con hiperactividad e impulsividad, trastorno que afecta al 4% de los escolares.

 

El Síndrome de Déficit de Atención-Hiperactividad (ADHD) es un síndrome de la conducta que se caracteriza, habitualmente, por la presencia de 3 síntomas: hiperactividad, falta de atención e impulsividad.

 

  • Hiperactividad es sinónimo de “Hiperkinesia”, y significa excesiva actividad motora  La hiperactividad tiene grados de severidad, desde niños que manifiestan simplemente inquietud motora cuando deben permanecer sentados a la hora de comer o cuando deben hacer tareas escolares, hasta aquellos que están en actividad permanente aún cuando miran televisión.

 

  • La falta de atención esta referida a la presencia de periodos cortos de atención (atención sostenida) y se manifiesta en aquellas actividades que no gratifican al niño de manera inmediata, y que le demandan un esfuerzo mental.

 

 

Según el National Institute of Mental Health, el organismo americano que estudia el cerebro y sus enfermedades, el problema es más frecuente entre los varones, tiene un componente hereditario y lo padece alrededor del 4 por ciento de los chicos en edad escolar.

 

En líneas generales, los chicos con falta de atención no reparan en pequeños detalles, tienen dificultades para mantener la concentración en la actividad que están realizando, no escuchan cuando se les habla, no siguen instrucciones, tienen dificultades para organizar sus tareas, evitan ejercicios que requieran un esfuerzo mental sostenido, pierden cosas, se distraen fácilmente ante estímulos externos y son olvidadizos en las actividades diarias.

 

El ADHD no puede curarse, pero puede ser manejado con éxito. El médico de su hijo(a) trabajará con usted para desarrollar un tratamiento individualizado y a largo plazo. La meta es ayudar a que su hijo(a) aprenda a controlar su comportamiento y ayudar a las familias a crear una atmósfera en la que esta meta pueda lograrse. En la mayoría de los casos, la mejor manera de tratar el ADHD es con una combinación de medicamentos y terapia del comportamiento.


Un poco de Humor... ¡¡Vean!!






Fuente: psicopedagogia.com

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